El agua es el recurso natural más importante que tenemos debido a que es necesario para la vida; sin embargo, en las últimas décadas también ha sido materia prima de una de las industrias con mayores ganancias y mayor crecimiento en todo el mundo: la del agua embotellada, y mientras este negocio crece, hombres y mujeres de todo el mundo dejan de tener acceso al líquido y se viola su derecho humano al agua (DHA).
En México se calcula que existen 22.000 millones de litros de agua embotellada y se consume a un equivalente de 170 litros por persona, estas cifras nos convierten en el segundo mayor consumidor de este producto en todo el mundo (el primero es Italia).
El éxito de las compañías de agua embotellada en nuestro país se atribuye por un lado a las grandes campañas de publicidad, pero por otro, a la idea generalizada de que el agua corriente o de la llave no es potable, aumentado por las empresas para que su mercado siga creciendo.
El Mercado y los Derechos Humanos
El crecimiento de este negocio es inversamente proporcional al derecho humano al agua, pues mientras más crece el consumo de agua embotellada en el mundo, los hombres y mujeres pierden la posibilidad de acceder al líquido en las cantidades y lugares necesarios y con la calidad adecuada para ser bebida. El negocio del agua embotellada, controlado por “las cuatro grandes” (Pepsico, Coca Cola, Danone y Nestlé), viola cada uno de estos aspectos del DHA.
La disponibilidad del agua se ve afectada por el crecimiento del mercado del agua embotellada “porque puede generar sobreexplotación de los mantos freáticos” cuando las plantas se instalan a expensas de éstos. También afecta el derecho a acceder al agua “porque lo que están haciendo es aumentar el precio de un bien al que las personas gradualmente sólo tendremos acceso en tanto tengamos dinero y lo que menos es el agua embotellada es ser accesible económicamente.
Botellas Vs. Agua de grifo
Y en lo que respecta a la calidad, las ideas establecidas en contraposición a los sistemas públicos de agua es que la embotellada es “pura”, “saludable”, “de manantial”, entre otros calificativos mercadológicos; sin embargo, “¿qué garantía tenemos de que esa agua embotellada sea segura, potable, libre de microorganismos y otros elementos físico-químicos que puedan producir enfermedades a mediano o largo plazo? Por lo tanto también podría verse afectado el derecho humano al agua en lo relativo a la calidad”, según expertos en derecho al agua.
Las embotelladoras de agua convierten en su enemigo a las redes de distribución, lo tienen que hacer para poder mantener su negocio. Decir que el agua que circula a través de las redes es un agua peligrosa, contaminada, no segura, es una campaña indirecta por parte de las embotelladoras en contra de las redes de distribución. El agua para embotellar en algunos casos es extraída de la red pública y en otros más es directamente extraída de los mantos freáticos, la mayoría de estos localizados en las áreas suburbanas, y su precio no suele ser distinto al que paga un usuario común.
En México se calcula que existen 22.000 millones de litros de agua embotellada y se consume a un equivalente de 170 litros por persona, estas cifras nos convierten en el segundo mayor consumidor de este producto en todo el mundo (el primero es Italia).
El éxito de las compañías de agua embotellada en nuestro país se atribuye por un lado a las grandes campañas de publicidad, pero por otro, a la idea generalizada de que el agua corriente o de la llave no es potable, aumentado por las empresas para que su mercado siga creciendo.
El Mercado y los Derechos Humanos
El crecimiento de este negocio es inversamente proporcional al derecho humano al agua, pues mientras más crece el consumo de agua embotellada en el mundo, los hombres y mujeres pierden la posibilidad de acceder al líquido en las cantidades y lugares necesarios y con la calidad adecuada para ser bebida. El negocio del agua embotellada, controlado por “las cuatro grandes” (Pepsico, Coca Cola, Danone y Nestlé), viola cada uno de estos aspectos del DHA.
La disponibilidad del agua se ve afectada por el crecimiento del mercado del agua embotellada “porque puede generar sobreexplotación de los mantos freáticos” cuando las plantas se instalan a expensas de éstos. También afecta el derecho a acceder al agua “porque lo que están haciendo es aumentar el precio de un bien al que las personas gradualmente sólo tendremos acceso en tanto tengamos dinero y lo que menos es el agua embotellada es ser accesible económicamente.
Botellas Vs. Agua de grifo
Y en lo que respecta a la calidad, las ideas establecidas en contraposición a los sistemas públicos de agua es que la embotellada es “pura”, “saludable”, “de manantial”, entre otros calificativos mercadológicos; sin embargo, “¿qué garantía tenemos de que esa agua embotellada sea segura, potable, libre de microorganismos y otros elementos físico-químicos que puedan producir enfermedades a mediano o largo plazo? Por lo tanto también podría verse afectado el derecho humano al agua en lo relativo a la calidad”, según expertos en derecho al agua.
Las embotelladoras de agua convierten en su enemigo a las redes de distribución, lo tienen que hacer para poder mantener su negocio. Decir que el agua que circula a través de las redes es un agua peligrosa, contaminada, no segura, es una campaña indirecta por parte de las embotelladoras en contra de las redes de distribución. El agua para embotellar en algunos casos es extraída de la red pública y en otros más es directamente extraída de los mantos freáticos, la mayoría de estos localizados en las áreas suburbanas, y su precio no suele ser distinto al que paga un usuario común.
Fuente : ecoportal.net